Utilizado desde hace miles de años por la medicina tradicional ayurveda y china por sus efectos terapéuticos y preventivos, el jengibre fresco es, definitivamente, la súper especia que deberías incluir en tu dieta diaria.
Pero, ¿de dónde provienen sus propiedades curativas? De sus aceites esenciales, del gingerol y de otros compuestos fenólicos que se encuentran en esta raíz, la cual también se caracteriza por su aromático sabor acre.
El jengibre tiene una larga tradición de uso, particularmente como ingrediente que favorece la digestión: añade sabor a cada plato y sacia el apetito de forma reconfortante. We LŌV it! Estas características tan chulas tienen un efecto calmante y estabilizante en el tracto digestivo. Por este motivo se utiliza tanto para aliviar la indigestión y otras tantas molestias digestivas, como las náuseas, los vómitos e incluso los mareos matutinos. Y si alguna vez has experimentado hinchazón o gases (no te preocupes, no eres el único), añadir jengibre fresco a tu dieta puede ser una herramienta muy efectiva para reducirlos.
Por otro lado, el jengibre fresco tiene propiedades antiinflamatorias muy potentes y puede disminuir el dolor y la hinchazón en quienes sufren de artritis reumatoide, osteoartritis o molestias musculares en general. También se ha demostrado que alivia el dolor muscular que surge después del entrenamiento, el malestar asociado a la menstruación y las migrañas. Las personas que lo toman habitualmente afirman que es tan efectivo como el ibuprofeno, pero sin los efectos secundarios.
Se trata de una raíz que revitaliza todo tu cuerpo, estimulando la circulación tanto en el tronco como en las extremidades. Especialmente ahora que viene el invierno, no te olvides de tu mejor amigo Jengi: sus propiedades antimicrobianas te protegerán de los patógenos y los agentes invasores y es la mejor manera de mantener tu cuerpo caliente. Es particularmente beneficioso contra el resfriado y la gripe y colabora en la eliminación de exceso de mucosidad en el tracto respiratorio superior, incluida la garganta, la nariz y los senos paranasales.
Por último, la raíz de esta mágica especia contiene altos niveles de antioxidantes, superados solamente por la granada y por algunos tipos de bayas. Estos ayudan a reducir el exceso de estrés oxidativo (un desequilibrio entre la producción de radicales libres y las propias defensas antioxidantes del cuerpo), el cual se asocia con muchísimas enfermedades autoinmunes crónicas, incluido el cáncer y la diabetes.
Ah, y antes de que nos olvidemos, en LŌV preferimos utilizar jengibre fresco en lugar de jengibre seco dado su alto contenido en gingerol, ¡el cual nos ayuda a mantenernos muuuy calentit@s!